La disfagia, un trastorno «invisible» que sufren 2,5 millones de personas

La disfagia
Alimentación y disfagia.

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Más de 2,5 millones de españoles tienen disfagia, un trastorno de la deglución que conlleva un elevado riesgo de malnutrición, deshidratación y atragantamiento y que supone la primera causa de muerte en pacientes neurológicos y la tercera en mayores de 85 años, pero muchos de ellos ni siquiera lo saben.

De hecho, solo el 10 % está correctamente diagnosticado, ha advertido este lunes en rueda de prensa la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC) con motivo del Día Mundial de la Disfagia que se celebra cada 12 de diciembre.

Siete de cada diez personas institucionalizadas (310.000 del total de 444.000 que hay en España) y seis de cada diez pacientes ingresados en UCI padecen este trastorno, que también afecta a entre el 16 % y el 30 % de los mayores de 65 años, a un tercio de los enfermos de párkinson y a entre el 22 % y el 65 % de las personas que han tenido un accidente cerebrovascular.

En total, más de 2,5 millones de personas, pero «la mayoría no lo sabe. La incidencia real no la podemos estimar a día de hoy, pero es altísima», ha afirmado Magdalena Pérez Ortín, vocal de la comisión de Laringología, Voz, Foniatría y Deglución de la SEORL-CCC.

No existe pastilla

La disfagia orofaríngea, ha añadido su compañero, el doctor Pedro Cabrera, puede llevar a la desnutrición y deshidratación, ya que «una de las cosas más difíciles de tragar», aunque parezca paradójico, es el agua, aunque su estrago más impactante sea el del atragantamiento, que puede llegar a ser mortal.

Tos o carraspera durante o tras las comidas, cambios en la voz después de ellas, tener que tragar varias veces para dirigir el bolo, febrícula por las tardes, catarros o neumonías de repetición o sensación de restos de comida o flemas en la garganta son algunos de los síntomas.

«No existe pastilla para curar la disfagia», y lo que tiene el paciente por delante es un «trabajo duro» de rehabilitación que al final incide en su calidad de vida, ha indicado la logopeda Cristina Fillola.

Lo primero que tiene que hacer es, bajo el control de otorrino y logopeda, adaptar su dieta para evitar las complicaciones pero, al ser un problema infradiagnosticado e «infravalorado socialmente», los afectados se topan con un muro para poder hacerla fuera de casa, por lo que acaban tendiendo al aislamiento.

Beberse una pizza

Su incidencia es mayor en personas de la tercera edad por la pérdida de masa muscular, pero ello no quita que también jóvenes, e incluso niños, puedan desarrollarla como consecuencia de algunas enfermedades, cirugías de cabeza y cuello o que produzcan una alteración estructural que produzcan un problema puramente mecánico en el paso del alimento.

Así fue el caso de Nuria, una joven tiktoker a la que un tumor carotídeo le produjo disfagia, un problema «al que te tienes que ir adaptando porque vas aprendiendo poco a poco». Por ejemplo, a lavarse los dientes con la cabeza agachada para no atragantarse con su saliva.

Nuria está convencida de que su disfagia es reversible y que llegará un día en que pueda volver a masticar las cosas que tanto le gustan, aunque es consciente de que habrá alimentos a los que deberá renunciar.

De momento tiene que comerlo todo en textura de puding, lo que le ha traído algún quebradero cuando sale fuera con sus amigos. Pero eso no le ha quitado las ganas de intentarlo incluso con su comida favorita, la pizza, que ahora bebe texturizada.

También ha aprendido cosas básicas: además de una buena postura al comer, hay que evitar distracciones y hacer dos cosas a la vez, como comer y hablar.

«La televisión es un problema. Verla mientras comemos, o estar con el móvil, es un error, porque nuestro cerebro tiene que estar concentrado en una única acción. Y esto es extrapolable para toda la población», ha concluido la doctora Pérez Ortín.

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